lunes, 25 de junio de 2012

Jane Vulturi se encuentra con un Jedi

Cuando me dijeron que era mi turno de patrullar la ciudad no pude más que fruncir el ceño, yo era demasiado para una tarea tan insignificante, yo, Jane, líder de la guardia cuidando a un montón de bolsas de sangre andantes que no servían para nada más que alimentarme y que tampoco podía hacerlo porque estaban dentro de las murallas de la ciudad. Que frustrante. Subí en un segundo a mi habitación y me puse mi capa, casi negra, no era mucha la diferencia de rango entre los señores y yo, de hecho no era nada, lo cual me hacía sentir mucho más importante, y lo era sin duda, nosotros, mi hermano y yo éramos las joyas de los Vulturis, Aro siempre nos lo repetía y yo no me cansaba de escuchar lo maravillosa y útil que era para ellos.

Me puse la capa de una forma que me cubría casi todo el rostro, salte por la ventana de mi habitación la cual quedaba a tres pisos de altura, ni la sensación de movimiento me produjo algún gozo, me sentía tan muerta por dentro que ya nada me causaba como emoción o interés, los años volvían todo muy monótono.

Comencé corriendo por las calles dela ciudad pero pronto me aburrí, no necesitaba aire así que podía estar haciendo eso toda la noche pero era aburrido. Aunque tenía que admitir que patrullar la ciudad en la noche era más interesante, no habían muchos humanos en la calle y en la noche asechaban cosas que si podría matar de ser el caso, al menos esperaba encontrar algo porque en mis años de guardia lo máximo que uno podía encontrar era a un vampiro desinformado vagando en busca de comida, lo que daba como resultado su muerte.

Algo llamo mi atención, escuche un sonido y luego percibí un olor desagradable, era tipo marino pero en Volterra no había mar, me acerque buscando la fuente pero lo único que vi fue a un humano. Lo mire atenta, no estaba haciendo nada sospechoso y no parecía ser un bandido ¿Qué era? ¿Por qué tenía semejante olor? Me acerque decididamente sin dejar de mirarlo, yo lograba controlar muy bien mis expresiones pero no lograba borrar mi cara de extrañeza esta vez. Esto me superaba de alguna manera, era como un misterio. Había algo extraño en ese “humano”, yo estaba muy cerca, más cerca de lo que me acercaría normalmente a alguien de quien me alimento, pero no me importaba, igual, si en verdad era un humano -lo cual estaba dudándolo,- no podría hacerme nada ya que bueno, yo era inmortal. ¿Cómo podría el aroma de un humano desagradarme? Eso era imposible a menos que el no fuera un humano. ¿Qué más podría ser? Y ahí estaba yo, quien no sentía curiosidad por algo hace meses, comenzando a frustrarme por no saber qué era lo que tenía frente a mí.

El humano cuando se dio cuenta de mi presencia se quedó mirándome, él también estaba observándome, como si supiera que había algo más en mí, y es que yo no parecía una humana, a pesar de mi apariencia mi personalidad y movimientos eran lo menos humano del mundo. Me alejé un poco, mis ojos no estaban muy rojos ya que no estaba recién alimentada pero tenían un tono de sangre que no era fácil de ignorar. Cerré los ojos un segundo y di un paso atrás de nuevo pero antes de eso me di cuenta que una parte de mi túnica lo estaba atravesando.

Di un salto y ahogué un grito. Después me quedé paralizada, esto no era normal, no era para nada normal. ¿Qué era esa cosa? No podía ser un fantasma, los fantasmas no existían y si lo hacían pues no podía creer que olieran a pescado, pero mi capa lo había atravesado y de alguna forma lo había distorsionado. Lo único con lo que lo podía relacionar era con un fantasma.

-¿Qu..qué es usted?- Pregunte tartamudeando un poco y sin dejar de mirarlo. Me sacudí la túnica y poco a poco recobré la compostura, fuera lo que fuera esa cosa tenía apariencia humana y no podía intimidarme con eso, además su olor solo era desagradable, no quemaba como el de los apestosos licántropos. –Y no pretenda que voy a creer que es un humano, yo sé bien lo que vi.-


Yo no estaba asustada, no conocía el miedo porque en mi mundo no había nada a lo que yo pudiera temer, pero esto no era de mi mundo, es decir, los fantasmas no existían, porque yo había vivido miles de años y sabía que los fantasmas no existían, no conocía a nadie que hubiera visto a alguno pero ahora estaba dudando un poco de mi cordura, ¿puede un vampiro volverse loco? Yo conocía la respuesta, había asesinado a miles de vampiros que se volvían locos y decidían develar nuestra naturaleza, y ahora estaba yo cuestionándome un poco mi cordura. Suspire y lo mire fijamente, a simple vista pasaba por un humano, al acercarse por un fantasma y su olor lo hacía pasar por un animal de mar. Era un fenómeno y a al señor Aro le encantaría estudiarlo.

El “humano” retrocedió con las manos en alto en forma tranquilizadora, yo ya estaba tranquila, pero de estarlo eso no me tranquilizaría ya que bueno, no era un humano, no era un licántropo y tampoco era un híbrido, entonces ¿qué era? Su falta de respuesta me estaba perturbando de alguna manera, no me gustaba el no saber algo, no me gustaba tener dudas y no confiaba para nada en el sujeto que tenía frente a mí. Me crucé de brazos y esperé mientras con mi pie golpeaba el suelo con impaciencia.

Él dijo que lo que yo iba a ver era algo desconocido y que esperaba que mi reacción no fuera hostil. Tuve la tentación de retroceder un paso pero permanecí inmóvil, yo nunca dudaba y nunca retrocedía, al contrario, yo hacía a los demás retroceder. Él sujeto hundió un botón que tenía escondido y mi mente pensó que era un tipo de arma, lo cual sería inútil contra mí, pero ante mis ojos lo que parecía ser un holograma desapareció y dejó frente a mí a una criatura horrorosa. -¿Qué clase de criatura tan fea es usted?- Dije sin pensar ni medir mis palabras.

"-Vengo de una galaxia muy muy lejana... soy un woostoide, le parecerá extraño, pero soy un miembro exiliado de una antigua orden de pacificadores de la república en la galaxia que vengo, un jedi.-" Dijo él ser extraño y yo no pude evitar reírme a carcajadas. No podía creer lo que estaba escuchando, él decía ser un alienígena y para mí eso solo existía en las películas, pero ¿qué más podría ser? –No me gustan los chistes.- Le dije mirándolo seriamente.

Este no es un rol serio, de hecho no me lo puedo tomar en serio porque es lo más loco que he roleado en mucho tiempo, pero bueno. Lo publico acá porque lo quiero guardar para la posterioridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario