jueves, 2 de julio de 2015

It's been a long time...

Mi mente viene a este lugar cuando no encuentra paz o cuando está tan en paz que puede pensar con claridad. Hoy no vengo por ninguno de esos motivos, estoy aterrada, lo peor que me podía pasar, pasó. Estoy enamorada, jodida y locamente enamorada, de ese tipo de amor tan entregado que incluso comienzas a hacer planes a futuro...

Ayrton Franco, cuyo nombre de por sí es especial, es apuesto, es increíblemente ardiente, del tipo de chico que ves caminando por la calle y te detienes a observar, así. 1,90 de altura, cabello negro y liso, ojos miel, una espalda de muerte y una mirada que mata. Pero dejando de lado lo superficial, porque sí, el chico está mortal, él es perfecto. Perfecto aun con sus imperfecciones. No estudia, no trabaja, no lee y no parece preocuparse por el mundo en general, aun así es atento, caballeroso, tierno, se preocupa por mi y lo más importante, me soporta. ¿Cuándo pensé yo encontrar a alguien capaz de soportarme por completo? Jamás.

Cuando lo beso, me quedo sin aire, mi respiración se corta y mi corazón late acelerado. Me pierdo en sus besos, como que en verdad es la única persona a la que no he besado con los ojos abiertos ¿eso debe significar algo, no? Me consume, me atrae, es como que siempre tenemos que estar cerca, sino me busca, él ya está buscándome, magnetismo, química, como quieran llamarlo.

Siempre vengo aquí a desahogarme, pero me parece importante dedicarle un capítulo en este lugar a alguien que ha marcado tanto mi vida y que sé que va a ser inolvidable. Estoy en Argentina con un Argentino, es un sueño hecho realidad, pero en verdad, daría igual que fuera peruano, es maravilloso y me hace sentir amada y necesitada.

Soy feliz, como no lo era hace mucho tiempo, este es un nuevo nivel de relación, de esas que no quieres que terminen nunca. Por eso estoy aterrada, estoy apegada y en 15 días estaré de regreso en Colombia, diciendo hasta luego a este hermoso sueño que vivo hace cuatro meses. ¿qué me depara el futuro?
“Fuiste ese tipo de amores que no dejan heridas, de esos que jamás entiendes por qué terminan, un amor que no deja culpables y que al recordarlo, te saca una de esas sonrisas nostálgicas, un amor de esos que gustas llevar siempre en la maleta”.
— Edwin Vergara