domingo, 7 de julio de 2013

Adiós

¡ADIÓS! ¡Sí! ¡Adiós! tan sólo eso, y adiós te doy. No es un adiós que signifique que no volvamos hablarnos, o no volvamos a mirarnos. Mi adiós no es esa lejanía de tiempo, o de distancia; ni la de llenar un vacío que deja una ausencia con otra presencia. Mi adiós, el adiós que te doy, es mucho más profundo, desgarrador y radical; es una interna lid con uno mismo para desarraigar un sentimiento; es descarnarse para llegar al hueso y apuñalar al recuerdo, y extraer de la sangre su veneno. Mi adiós, el adiós que te doy, es mucho más profundo: es mi despedida a lo que dolorosamente eres dentro de mí.

Rourke Boada

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